Aborto voluntario: es la interrupción voluntaria del embarazo provocando la muerte del no nacido. La moral cristiana lo rechaza porque destruye una vida humana en la mayor situación de mayor indefensión.
La pena de muerte: es rechazable porque supone terminar con una vida, aunque sea legalmente, y porque es un castigo que no permite la redención del ni, en casa de error, retificar una sentencia equivocada.